Ecos de una victoria

     A miles de kilómetros de acá, el Seleccionado argentino Sub 20 que está participando en los Juegos Panamericanos de Guadalajara  derrotó a Cuba por 1 a 0 con gol de Matías Laba. De esta manera, finalizó primero en el grupo con 7 unidades y avanzó a las semifinales del torneo donde enfrentará a Uruguay, Trinidad y Tobago o México. Mucho más cerca, en Buenos Aires, distintos medios hicieron eco de la noticia y la abordaron de diferentes maneras.

     El diario La Nación, quien tituló: “El fútbol ya está en semifinales”, resaltó lo complicado que le resultó el partido al conjunto de Walter Perazzo sobre todo por la forma de jugar de Cuba, replegado atrás y apostando al contraataque. Parecido a esto, Clarín hizo hincapié en lo difícil que se le hizo a la Argentina crearle situaciones de peligro a un cerrado seleccionado cubano y remarcó los más de treinta grados que había en el mediodía de Guadalajara cuando comenzó el encuentro.

     Infobae, en cambio, fue duro frente a la selección y publicó que no jugó bien y se quedó con la victoria sólo porque enfrente estuvo un rival limitado. Aunque también aclara que la parsimonia que mostraron los chicos de Perazzo pudo haber sido por el sofocante calor y el saber que hasta con una derrota por dos goles se aseguraban el pasaje a semifinales.

    Otros enfoques fueron los que abordaron La Razón y Olé. El primero, le dedicó un espacio a las declaraciones del DT argentino luego del partido.  “El empate hubiera sido injusto y no entiendo cuál es el motivo por el que los mexicanos siempre nos abuchean”, dijo Perazzo. Mientras que Olé, fue más allá, y sin dejar de lado la victoria argentina, le entregó media página a los probables rivales de la Selección en semifinales.

      Así, los medios argentinos vivieron el pase de la Selección a la próxima ronda de los Juegos Panamericanos dejando algo bien en claro: La noticia es una, los puntos de vista muchos.

Las dos caras de este juego

      Eran alrededor de las diez de la mañana cuando dieron comienzo formal a la práctica. En el pasto, todavía no se había terminado de ir el rocío aunque se notaba que los cancheros del lugar la mantuvieron muy bien durante el invierno. El lugar, es el Predio de Independiente en Villa Dominico, y la práctica, es una prueba de jugadores de las categorías ´96, ´97 y ´98. En total, había  unos 20 chicos que pese a no conocerse entre sí dialogaron mientras corrían alrededor de la cancha número dos del predio. Dieron dos vueltas completas a la cancha, elongaron unos cinco minutos y enseguida repartieron las pecheras naranjas y rojas para empezar a rodar la pelota. 

      El encargado de dirigir la práctico dividió al grupo en dos equipos y desde ese momento el compañerismo quedó de lado. El tiempo estipulado del encuentro no superaba la hora de juego. Por lo tanto, las oportunidades de sobresalir son escasas. Cada posibilidad de mostrarse vale oro. Así lo entendieron los chicos, y así se vio durante el picado.

      De hecho, la primera jugada interesante dejó en claro como venían las cosa. No habían pasado los cinco minutos cuando el número cuatro de los que tenían la pechera naranja se mandó una jugada digna de admirar. Encaró en diagonal de derecha al centro, dejó a tres jugadores rivales en el camino y sin tener la mínima intención de darle el pase a los compañeros, remató de zurda desde el borde del área un tiro que se metió pegado al palo izquierdo del arquero de los de pechera roja. Una demostración de talento, pero también, un ejemplo de lo que suele pasar en este tipo de encuentros. Jugadas individuales, intentos desesperados por convertir un gol y falta de juego asociado fueron moneda corriente. Incluso algunos chicos no tocaron la pelota más de cinco veces en toda la práctica. Muy poco para hacer un análisis de sus actuaciones. Pero las pruebas son así y aquel que no tocó la pelota, muy difícil es que sea tenido en cuenta.

       El resultado, sólo para la anécdota, fue de 3 a 2 para los de naranja. Cuando el ocho de estos últimos anotó el resultado final después de un fuerte cabezazo que venció la resistencia del arquero rojo, el DT dio por terminada la práctica y juntó a todos en un semicírculo en la mitad de la cancha. Habló durante casi diez minutos y luego el grupo empezó a desparramarse hasta desaparecer por uno de los accesos al campo de juego. En la misma dirección se marchaban algunos con la cabeza baja, mientras que a otros, los menos, se les vislumbraba una leve sonrisa. Las dos caras de este juego se hacían presente en esa caminata que entablaban los pibes al final de la jornada. Cara de victoria para aquellos que superaron la prueba. Cara de tristeza para aquellos otros que al  menos por ahora no van a cumplir su objetivo de ingresar al club. Resultado de lo que puede pasar en apenas una hora.  

Conociendo a... Bruno Vides

      Bruno Leonel Vides es un delantero de 18 años que actualmente alterna entre la Quinta División y la Reserva de Lanús.

       Vides llegó al Granate a principios de 2010 proveniente de Juventud Antoniana de Salta y a partir de ese momento desparramó su talento tanto en la Quinta y Sexta División, como en la Reserva, en donde se consagró campeón siendo titular en las últimas fechas del campeonato. Ese equipo, donde el Negro se dio el gusto de convertirle un gol en la goleada a River en la última fecha, fue conducido por Rodolfo Graieb. DT que no guarda elogios para Bruno: "Es un delantero que cumple muy bien su rol, tanto fuera como dentro de la cancha, a pesar de tener sólo 18 años. No sólo hace goles, sino que también sabe asociarse con el resto de sus compañeros. Además, es muy ordenado tácticamente y sacrificado a la hora de recuperar la posesión. No hay que dejar de lado el hecho que tenga ese plus de querer ser siempre el mejor", señala Rodo. 

      En su primer año en el club, Vides se consagró campeón de la Sexta División de AFA con 23 goles. Motivo de sobra para ser tenido en cuenta por la Selección. En total, integró la Pre-Selección Sub 18, jugó algunos partidos con la Sub 20 bajo las ordenes de Walter Perazzo, y fue Sparring de la Selección Mayor en la última Copa América.

      Su notable crecimiento le dio la posibilidad también de participar de la pre temporada del equipo de Primera donde no pudo escapar del clásico bautismo cuando fue sometido a la famosa pelada. Allí, entrenó bajo las ordenes de Gabriel Schurrer y compartió trabajos con los jugadores más experimentados del plantel como Mauro Camoranesi, Mauricio Caranta y Diego Valeri. "Estar jugando en inferiores, luego en Reserva y después en Primera es un salto muy grande. Compartir el vestuario con grandes jugadores es algo muy lindo, y me viene muy bien a mí en lo personal", cuenta este joven delantero salteño categoría 1993 que tiene como referentes a Carlos Tevez y Silvio Romero y que sueña con algún día jugar en el fútbol inglés. 

Conociendo a... Ryduan Palermo

    Ryduan Palermo, hijo de Martín, tiene 15 años y es centrodelantero y capitán de  la Octava División de Estudiantes de La Plata, donde todos lo definen “como un calco del padre”.

   Ryduan  o “Paler”, como le han gritado muchas veces adentro de la cancha, llegó a la cantera del Pincha con edad de escuelita y desde hace dos años juega en sus inferiores donde de inmediato empezaron las comparaciones con el Loco. Goleador, de buen cabezazo y de potente pegada con su pierna derecha, no deja de impresionar en la Octava del León luego de un primer año difícil donde se tuvo que acostumbrar a llevar un apellido pesado. 

      “Yo siempre hablo con él porque en todas las canchas donde vamos a jugar es la referencia. Es muy pesado llevar ese apellido, es una mochila difícil. Este año lo lleva bastante bien, pero el año pasado le costó un poco", cuenta su técnico Alejandro Saggese, compañero de su papá en inferiores, sobre lo que significa jugar siendo hijo de Martín.

      En cuanto a la comparación entre la manera de jugar de Ryduan y la del Loco, Saggese dice: "Casi siempre respondo lo mismo: es igual a Martín. Muy buen pibe, tiene una forma muy similar de jugar, muy parecido al padre, ya sea en la forma de correr y de caminar. Pero la diferencia es que Ryduan es derecho y Martín es zurdo”.
       
       Sus promedio de gol predice un gran futuro. En la Octava Pincha marcó cinco goles en nueve partidos, entre ellos un gol  en el empate en el clásico frente a Gimnasia. Motivo por el cual muchos depositaron sus ojos en él, incluso desde la Selección. De hecho, ya fue convocado a la  Sub-15, donde en la primera práctica marcó un gol.

El día que Passarella habló con Juan XXIII

      Hoy en día es sabido que Pablo Aimar es un excelente jugador de fútbol que hizo sus primeros pasos en  las inferiores del  Club Atlético River Plate. Que vino junto a su padre desde Río Cuarto, realizó una exitosa prueba en el club de Núñez y que enseguida fichó con River donde años después debutaría en Primera. Pero lo que muchos no saben es que Aimar desistió de la idea de jugar en el Millonario y el propio Daniel Passarella, por aquel entonces Director Técnico de la Primera, tuvo que llamar a la casa para convencerlo.

      La historia se remite a 1993. El padre de Aimar, amigo del coordinador de las Inferiores millonarias Héctor Pitarch, trae a Pablito, de por entonces 14 años, desde Córdoba para hacer una prueba en el Club. Pero el paso del payaso por River sólo duro veinte minutos. Es que a Pablo no le gustó mucho la idea de jugar allí. Así que se cambió y se volvió a Río Cuarto para seguir jugando en Estudiantes. Su razón, como la de la mayoría de los chicos del interior, era que no quería estar lejos de su familia.

        Así que mientras padre e hijo volvían a su ciudad natal, Daniel Pasarella, alojado en un hotel con el equipo de Primera, le preguntó al Presidente Millonario Alfredo Davicce que había pasado con las pruebas de esa mañana. “Me dijo Pitarch que había un pibe que la rompió, Aimar se llama. Pero no quiso quedarse, dice que no le gustó”, le contestó el presidente. Pasarella, sorprendido por como habían dejado ir al jugador, no dudó un segundo y se comunicó urgente con Pitarch para pedirle el teléfono de la casa de Aimar. Una vez que lo consiguió poco le importó el horario, era alrededor de la una de la mañana, y llamó al domicilio del Payaso donde lo atendió el padre. “Hola, ¿Hablo con la casa de Pablo Aimar? Quisiera hablar con el padre de Pablito”, le preguntó el Káiser. “Si, él habla. ¿Usted quién es?”, Contestó el Señor Aimar sorprendido por el horario del llamado. “Mire, soy Daniel Passarella y quería saber porque no trae a Pablito a jugar en River”, se explayó el DT Millonario hasta que fue interrumpido por la voz del otro lado que le dijo: “Si usted es Passarella, yo soy Juan XXIII” y enseguida le cortó.

Todavía impresionado por la respuesta del hombre, Passarella le contó a Pitarch lo que había sucedido, y fue este mismo quién volvió a llamar al señor Aimar para decirle: “¿Como le vas a cortar a Passarella? Ya con el tema aclarado, Daniel se comunicó nuevamente con la casa del Payaso y esta vez todo salió redondo. A fin de ese año, Pablo se incorporó a la cantera Millonaria para convertirse en unos años en uno de los Ídolos de la hinchada riverplatense.  

 Cuatro años más tarde de este malentendido, Pablo ganó el Mundial Sub 20 de Malasia y todo el equipo de Pekerman festejó junto a su familia la obtención del título en el predio de Ezeiza. Lugar donde al mismo tiempo concentraba la Selección mayor, dirigida por el propio Daniel Passarella, para las Eliminatorias de Francia 98. Enterado de la situación, el Káiser les dio el día libre a sus jugadores con la condición de que tenían que reencontrarse allí a la noche.

       A la vuelta, el portero del predio le dijo a Passarella que un hombre aguardaba por él desde hacía un largo tiempo en el hall. Al acercarse, el señor le dijo: “Usted no me conoce pero yo le quería agradecer por todo lo que ha hecho por mi hijo y por mi familia. Cumplió sus promesas y eso habla muy bien de usted. Un gusto conocerlo, yo soy el que le dijo Juan XXIII”.




Conociendo a... Cristian Gonzalez

     Cristian Daniel Gonzalez es un delantero de Newells  de 17 años, goleador de las divisiones inferiores de AFA en 2010 y actualmente, goleador de la Quinta División leprosa.

    Chula, apodo que lleva desde su niñez rosarina, nació el 27 de diciembre de 1993 y llegó a la cantera del conjunto de la ciudad santafesina con edad de Octava procedente del Club Río Negro. A ese club había llegado como uno más de los chicos de su barrio “porque le quedaba cerca y quería jugar” tal como cuenta, sin saber que un día lo estaría mirando quién sería su representante. 

   Con la aceptación de sus padres, Cristian salió de las canchas de baby entre sus amigos a golpear las puertas sabaleras. Y enseguida lo quisieron. Pero con la prueba pasada y la revisación médica en condiciones en Colón, el Chula recibió un llamado inesperado y no aceptó. Su representante le había conseguido mostrarse ante el DT de las inferiores leprosas, Jorge Theiler, con grandes chances de quedarse. Entonces no lo dudó un segundo y se probó en el club de sus amores, Newells Old Boys.

   Ese mismo día le dijeron que si el cuerpo médico lo encontraba bien, se quedaría. La noticia que confirmaba su sueño la recibió una semana después y al día siguiente comenzó a entrenarse con la Octava. Rápidamente se convirtió en el goleador de su equipo, convirtiendo en la temporada 2010, 23 goles en 18 partidos. “Ese torneo se nos escapó de la mano, sin duda que tuve mi mejor desempeño pero perdimos por primera vez en la última fecha con Boca y terminamos Subcampeones, te queda un sabor amargo” cuenta el 9 leproso, fanático de Gonzalo Higuain y Wayne Rooney.

     Su buena racha permanece y en el verano 2011 fue convocado por Roberton Sensini para sumarse a la pre temporada con el equipo de primera e incluso jugó un amistoso frente a la Universidad Católica de Chile.

El maestro de las inferiores

     Jorge Griffa es una de las personas, sino la persona, que más realza el objetivo de las divisiones Inferiores: enseñar. Así lo demuestran los años que lleva en esto y así, él mismo lo deja en claro en el libro que acaba de publicar: “Jorge Griffa, 39 años en divisiones inferiores”. El mismo cuenta anécdotas de su trayectoria a través de los apuntes que fue tomando en sus años de práctica como DT del Fútbol Juvenil.
   
     Durante todos estos años, trabajó en las inferiores de Newell´s y Boca formando una innumerable cantidad de jugadores entre los que se destacan Carlos Tevez, Fernando Gago, Gabriel Batistuta y Jorge Valdano. Estos hallazgos y su eficaz forma de trabajo lo llevaron a recibir numerosas ofertas para entrenar en Primera, hecho que le hubiera dado más fama y dinero. Sin embargo las rechazó manteniendo siempre su compromiso de seguir moldeando generaciones de futbolistas. “Jorge es un tipo que sostiene un concepto que tiene muy claro: el técnico de las inferiores no entrena, enseña”, dice Valdano sobre su maestro.
   
     A la par de su trabajo en el xeneize, formó junto a sus hijos la Asociación Atlética Jorge Griffa, que antes se llamó Club Atlético Jorge Griffa. La misma funciona en el predio deportivo San José en Rosario. El equipo compite en la Liga Rosarina en todas sus divisiones y categorías y tiene un convenio con Boca para la cesión de futbolistas. Además, varios chicos que salieron de ahí están jugando en Gimnasia de La Plata, Colón y Newell´s e incluso Gabriel Heinze, otro descubrimiento de Griffa, se llevó a dos chicos al Olympique de Marsella.
   
   


    
     Como jugador, fue un aguerrido marcador central surgido de la cantera leprosa, donde debutó en 1954, que desarrolló casi toda su carrera en España. En ese país, fue durante muchos años el extranjero que más veces vistió la camiseta del Atlético Madrid, este año lo superó Luis Perea, y fue un símbolo del conjunto colchonero que conquistó cinco títulos en la década del ´60. Pero su lesión en el ligamento cruzado de la rodilla derecha le impidió seguir en la alta competencia. Jorge adoptó como rutina apretarse fuertemente la rodilla con una venda antes de cada partido para soportar el dolor del ligamento roto. “Terminaba el partido y me tiraba todo el día en la cama. Había partidos en que me pedían que no forzara tanto y yo les contestaba que me dejaron en paz, que el que me moría era yo”. Fue por esto que terminó su carrera jugando en el Espanyol de Barcelona. Club que por ese entonces militaba en la Segunda División.

     De chico, y antes de dedicarse al fútbol, trabajaba de cadete en una tienda que tenía el padrino y hacía los repartos en bicicleta. "Era muy autoexigente y competía conmigo mismo para entregar las cosas en el mejor tiempo posible. Sin saberlo, me fui moldeando en una gran preparación física”. Además, practicó básquet y boxeo y estudió Secretariado Comercial como un recurso por si no triunfaba en el fútbol. Aunque nunca lo necesitó. Sus cualidades como jugador y el apoyo incondicional de su familia lo nutrieron para que se hiciera un camino en esta actividad. Su padre, que había jugado en Central Córdoba pero tuvo que retirarse por una fractura de tibia y peroné le repetía: “No aflojes nunca, quiero que hagas lo que te gusta”. Ese mensaje, que Jorge después les transmitió a sus hijos, es el mismo que le repite hoy a cada uno de sus jugadores. Un verdadero maestro.

               

Conociendo a... Martín Benítez

    Martín Benítez es misionero, tiene 17 años  y juega como delantero en la Sexta división de Independiente donde es uno de los goleadores del equipo.

    Misio, como lo apodaron en el Rojo, dio sus primeros pasos como futbolista en el club La Picada de Posadas, su ciudad natal, y no tardó en demostrar a fuerza de goles que tenía un gran futuro. Fue entonces, con 12 años, que se presentó a una prueba que realizó Boca en la capital misionera pero sin mucho éxito. “Después de eso dejé de jugar al fútbol porque me deprimí”, confiesa Benítez  sobre esa etapa donde se apoyó en su familia para seguir alimentando su sueño de jugador.

     Leopoldo Benítez, su tío y ex jugador de diversos equipos misioneros de la década del ´80 y ´90, le insistió para que siga practicando y mediante un contacto que tenía en las divisiones inferiores de Independiente, logró conseguirle una prueba en el club y juntos se vinieron a Buenos Aires. 

     Martín pasó la prueba y quedó en la Octava del Rojo con 13 años. Al mismo tiempo, lo volvieron a llamar desde Boca, pero esta vez ofreciéndole sumarse directamente a la cantera Xeneixe. Benítez habló con su tío y decidió quedarse en el conjunto de Avellaneda.

    Desde ese día, Misio fue ascendiendo categorías en Independiente a la par que empezó a ser tenido en cuenta por las selecciones juveniles. Incluso, formó parte del equipo nacional Sub-17 que disputó el Sudamericano 2011 en Ecuador, donde conquistó dos goles, y el Mundial, también de este año, en México.